Os voy a confesar un secreto familiar, el cabecero de la cama de mis abuelos estaba copiado de una película de Charlton Heston. Así como lo escribo, mi abuela fue con el ebanista varias veces al cine, para que éste pudiera hacer una "réplica" exacta del aparatoso cabecero del que mi abuela se había enamorado. Imagino que sería una anécdota que el profesional de la madera contaría siempre, o quizá no, hay muebles de esa época que merecen palos y los amantes de la decoración no quería verlos ni en sueños, así que lo mismo, el ebanista iba al cine gratis con frecuencia.
El caso es que, aunque se supone que las series y películas se decoran con elementos de la vida real, siempre nos hemos fijado en los interiorismos de la gran (o pequeña) pantalla para decorar nuestras vidas.
Los dormitorios de Sensación de vivir (Beverly Hills 90210) fueron copiados por los adolescentes de medio mundo, que se negaban a que les pusieran muebles en serie, ante unos atónitos padres que no comprendían a qué venía esa tontería, cuando ellos se habían conformado con un poster de los Beatles entre las estanterías estilo renacimiento español heredadas de un bisabuelo.
Los salones de Falcon Crest y Dinastía marcaron un antes y un después en el interiorismo de los años 80, unos por la elegancia en el campo y los otros por la ostentación que tan famoso hizo los interiores de Versace. Pero no hay que remontarse tanto, si volvemos al siglo XXI, Cuéntame ha puesto de moda los muebles de los años 60 y 70 que jamás pensamos que volverían.
Mad men ha devuelto al mundo del interiorismo la sofisticación de la alta decoración americana, de la que ya habábamos cuando nos presentaban las nuevas colecciones de Gastón y Daniela y charlábamos con Lorenzo Castillo y de repente todo el mundo conoce diseñadores de los años 50 cuyos nombres sólo conocían los profesionales de la decoración.
Sensación de vivir dio paso a las Gossip girls, con dormitorios dignos de princesas del nuevo milenio con esculturas de Paul Villinski revoloteando por los cabeceros y Carrie Brandshaw es la culpable de que muchos contratistas se rascaran la cabeza diciendo -¿Un vestidor como el de Carrie? ¿Pero quién es Carrie?- e imaginando una película de terror, porque antes de Sex and The City, Carrie era una chica telequinésica y su casa daba muuucho miedo.
Hace unos meses nos fijábamos en el "apartamento" (de 300m2) de Alicia Florrick, la protagonista de The Good Wife, cuando hablamos de cocinas, seguimos pidiendo una como la de El príncipe de Bel Air y los más románticos una cocina como la de Amélie.
Y ahora que están tan de moda los apartamentos pequeños en casas rehabilitadas, cuando consigues trepar hasta el cuarto piso del nuevo apartamento de tu hermana pequeña, piensas que parece Jane Fonda en Descalzos por el parque, con su cartel de toros vintage y todo...
¿Y vosotros os inspiráis en series y películas para vuestra decoración?
Más información e imágenes | CBS, Paul Villiski, HBO
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