Las altas temperaturas sumado a la humedad de las zonas de costa o las altas montañas, incentiva al rápido crecimiento y reproducción de especies invasivas como la oruga procesionaria. Ya desde esta primavera y finales del invierno anterior, esta especie amenazaba a muchas zonas de España como las Islas Baleares que han iniciado una campaña de expertos para concienciar de los riesgos y peligros que esta oruga tiene para nuestras mascotas.
Después de varios accidentes acabados en tragedia, Ibiza y Formentera han puesto en marcha una oleada de problemas vitales que puede suponer esta oruga en los diferentes puntos de España. Y es que, aunque suelen nacer en octubre y pasan los meses de más frío hibernando, un año cálido ha hecho que las orugas se desarrollen antes de tiempo y llevemos con este problema desde antes terminado el invierno.
Un grito de advertencia
¡Se acabó!, esta situación solo incita a promover el riesgo y el contacto de esta especie con los perros y el ser humano, produciendo efectos urticantes en la piel, e incluso la muerte en el caso del animal. Al sentirse amenazada, la procesionaria, desprende de su pelaje una sustancia tóxica que acabará con problemas respiratorios y oculares para nuestros caninos hasta causarles la muerte.
De este modo, los expertos y veterinarios suelen advertir del riesgo a las personas que tienen mascotas y viven en zonas donde, la especie, puede atacar en cualquier momento. Así, se recomienda siempre evitar estas zonas para pasear y llevar a al mascota atada en todo momento.
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