Hace ya cuatro años, esta pareja catalana publicó en Instagram el giro de su vida. Los jóvenes, con una vida acomodada en Barcelona, deciden comprar en el año 2015 una casa abandonada en el Pirineo aragonés para alejarse del ruido de la ciudad y buscar una vida más cómoda, tranquila y en paz en mitad de la naturaleza. Pero lo que ellos no sabían es que su reforma iba a costar más de lo esperado. "Todo han sido negativas, problemas, dinero perdido, documentos sinsentido...nos han llegado a decir que la ruina no era una casa, aún enseñando fotos antiguas, datos de la casa recogidos en libros de historia, e invitándoles a ver la ruina in situ donde ver todos los detalles. ¡Que dirían los de Casa Ciscote si oyeran esas estupideces!", afirmaba la pareja el pasado 29 de julio de 2020 en sus redes sociales @cuatro_piedras.
Pero ahora, después de cuatro años de duro trabajo y muchos viajes de fin de semana para conseguirlo, pueden gritar a los cuatro vientos que lo han logrado. ¡Veamos su largo proceso de reconstrucción a través de su cuenta de Instagram!
Vía @cuatro_piedras
'Casa Ciscote', como así hacía llamarse esta antigua villa parecía ser una vieja casona perdida en el monte del Pirineo aragonés que, con los años, se ha ido derrumbando hasta ser un apilamiento de ruinas difícil de sacar a la luz. Y es que, Abraham y Marta nunca han perdido la esperanza con su inversión. Desde el primer momento, la ilusión de su nuevo proyecto les ha conmovido para buscar alternativas, salidas y allanar los terrenos para lograr la villa de sus sueños reencarnada en un mogollón de escombros.
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En un duro proceso que la pareja ha ido viralizando en su perfil de Instagram, vemos como los catalanes, junto a sus dos pequeños, han movido cielo y tierra para poder refugiarse (al fin) en el complicado clima del Pirineo y emprender la obra en mitad del bosque. Dos años de adrenalina, esfuerzo y mucha dedicación que han hecho de Casa Ciscote un caserío de piedra rural.
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Sin embargo, la pareja no se conformó con lo básico y ha seguido reformando su vivienda para mejorar sus instalaciones y alrededores de la finca. Se rehabilitaron viejos muros de piedra para reforzar la vivienda del frío y las nevadas y mejoraron el acceso a la vivienda empedrando la calle y la puerta de entrada. Además, retiraron todos los restos de escombros y, actualmente, así luce su preciosa casita campestre.
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Aunque aún afirman que queda mucho camino por recorrer, la familia muestra orgullosa todo el resultado de su esfuerzo diario y competencia para lograr y conseguir sus sueños. Una anécdota más para confiar el en el proceso, perseguir nuestros objetivos y tener fe en las reformas minuciosas, cuidadas y tratadas con mucho mimo.
Vía @cuatro_piedras
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