Reconzcámoslo, una de las maravillas de la vacaciones y el verano son las siestas. Esas sobremesas perezosas de las que finalmente te levantas para encontrar el lugar más fresco y tumbarte a la bartola. pero la pereza no significa que el entorno no deba ser cuidado y la tumbona bonita.
He seleccionado cinco lugares perfectos para esconderse del mundo en soledad tras el almuerzo o a media tarde.Si bien es cierto que muchos son en la costa, acantilados con magníficas vistas del mar, otros son en pleno monte o en un sencillo patio de pueblo, el caso es disfrutar mientras no se hace nada.
El primero es un porche en Grecia. Uno de los destinos turísticos preferidos del mundo, pero donde el calor es tremendo al mediodía. Un porche hecho de madera y fibras, totalmente encalado (como manda la tradición helénica) y una hamaca suspendida con unas jarapas de rayas clásicas debajo, y el paisaje mediterráneo son más que suficiente para abrir esta entrada.
Una simple sábana blanca y un colchón bien mullido son más que suficientes para echarse la siesta mientras el Mar Adriático te embruja con su encanto. Dicen que los soñadores se pasan las horas mirando el mar, yo creo que entre el gran azul y el calor estival, en esta terraza sombreada caeríamos fulminados.
Más que hamaca o tumbona, este tercer lugar está dominado por un columpio. sujeto con cuerdas al arco de la parte superior y bien fijado al suelo de este pinar por una peana de madera, se encuentra en una casa en las montañas. A la sombra de los pinos, que diría la canción, aunque en realidad estos son esos inmensos abetos de los bosques norteamericanos.
Los dos últimos lugares están dedicados a quienes siempre encuentran una pega a todo, "yo no veraneo en la costa", esas tumbonas son de hoteles de lujo" o "¿cómo pongo yo eso en mi pueblo?". Bueno, pues para los protestantes también hay lugares especiales, rincones que nunca has pensado que pueden convertirse en tus preferidos para leer, meditar o dormir.
Como veréis el lugar elegido para echarse la siesta en primer lugar es un simple poyete de piedra o cemento encalado sobre el que han dispuesto unos buenos almohadones, grandes y acogedores y un respaldo con pinta de ser igualmente acogedor y la sombra la da un clásico emparrado y la pared de la casa... a no ser que esté en mitad de una calle del pueblo, un sitio perfecto para dar una cabezada.
En cuanto al siguiente patio, entre las plantas y la pared de piedra se sitúa la hamaca de tela y cuerda, de esas que permiten que te tapes por completo para que no te molesten las moscas y a la sombrita tumbarte plácidamente y disfrutar del verano y el ocio. ¿En cuál de estos rincones de ensueño te gustaría tener un rato de relax este verano?
Imágenes | My Slow Design, The Style files, Escapio, Cobble Mountain
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