Tengo que reconocer que para las mesas de fiesta me gustan los dos extremos: las sofisticadas, con los mejores manteles, centros, plata y porcelana y las sencillas, con pocos pero escogidos elementos que sirvan para destacar aún más la belleza y el encanto de su sencillez.
La que vemos en la imagen creo que es un buen ejemplo de una de las segundas: los colores de la Navidad tradicional en una mesa rústica en blanco y rojo, perfecta para una casa de campo y al alcance de cualquiera.
Si te gusta te resultará muy fácil montar una similar. Para los caminos de mesa necesitarás unos paños de cocina tradicionales, en Ikea hay unos muy parecidos, blancos, con rayas rojas. Sobre ellos, para destacar aún más su rusticidad, unos bajoplatos de madera y una vajilla blanca sencilla. Copas de vidrio, velas rojas y algún detalle vegetal acabarán de completar el ambiente para disfrutar de la más agradable velada.
Imagen via | Belgian Pearls
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