Bien sabido es que las madres, en mayor medida que los padres, tenemos tendencia a torturar a nuestros hijos adolescentes sacándolos de la cama sin ningún miramiento. Mi madre me solía dejar sin manta ni sábana que me cobijara, teniendo dos opciones: o me levantaba de inmediato, o me congelaba a la suave brisa del cantábrico, porque el levantamiento de ropajes iba seguido de una rotunda apertura de ventanas.
No hay que negarlo, como despertadores no tenemos precio, pero algún día hay que decir basta y confiar esta tarea a otros. Como no suelen abundar los voluntarios para este menester, nada mejor que este invento, que mata dos pájaros de un tiro. Al dormilón lo mata de frío mientras aspira sus pequeñas porquerías, ya que se trata de una evolución, a lo Pokemon, del famoso aspirador ambulante.
Cómo no se nos había ocurrido antes sujetar la manta con un cordelillo al robot recogepelusas. Es un amor, pone ojitos, aguanta el chaparrón y se pone a trabajar (no os perdáis el vídeo). Si es que algunos merecen el Premio Nobel, y otros, un brusco despertar.
Vía | Compradicción
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